Mensajes de diversas orígenes
jueves, 14 de marzo de 2024
A Mis Sacerdotes Fieles
Mensaje de Dios Padre a Sor Amapola en el Cerro del Tepeyac, México del 1 de Marzo de 2024
Escribe, hija Mía, por Mis Sacerdotes fieles -.
Escribe para Mis hijos que han guardado Mi Palabra - Mi Jesús - como centro de su ser; que imitan a Mi Jesús en Su Obediencia, en Su Ofrenda, en Su Amor y Confianza en Su Abba.
Os habéis revestido de Mi Jesús y como tal os veo.
Mis hijos. Mis hijos amados.
Sufrís con Mis hijos, sufrís Conmigo, al ver los efectos de los planes y obras de nuestro enemigo.
Mis fieles hijos, velando -vigilando incansablemente a Mis pequeños. Qué cansados estáis. Qué desanimados, hijos Míos. Tanto trabajo y nada parece mejorar.
La angustia de sentiros tan solos y tan poco escuchados. Alzando vuestras voces para advertir, para guiar, sólo para ser silenciados por aquellos que deberían estar trabajando con vosotros. Como vosotros.
Hijos míos, entre vosotros y Yo sólo hay Amor. Cuánto os amo. Cuánto os necesito. Cuánto necesito a vuestros hermanos que aún duermen.
Debo despertarlos y sacudirlos, no sea que el enemigo se apodere completamente de ellos mientras duermen.
Ayudadles con vuestras oraciones y vuestro sacrificio: la ofrenda diaria de vosotros mismos con Mi Jesús en el Altar.
El Santísimo Sacrificio de la Misa.
La Ofrenda Santísima de Mi Jesús por amor a Mí - y a vosotros.
La Ofrenda a la que os unís.
La Ofrenda que tomo en Mi Corazón y a través de la cual derramo Misericordia y Gracia sobre Mi pueblo reseco.
Mis pequeños hijos. Mis hijos hambrientos.
¿Veis, hijos Míos, por qué entonces hay ataques incesantes contra este Santo Sacrificio? ¿Por qué el enemigo debe destruirlo a toda costa? ¿Por qué trabaja incansablemente para subvertirlo? Y no pudiendo destruirlo en Sí mismo -pues ya ha sido vencido por Él-, debe destruir a aquellos en cuyas manos he puesto esta Ofrenda: vosotros, Mis Sacerdotes.
Vosotros veis los ataques a Mi Santísimo Sacramento, la Presencia Verdadera de Mi Jesús -con qué desdén y falta de respeto se le trata, se abusa de Él.
Veis cómo estos ataques destruyen la Fe en los corazones de Mis hijos, que ya no creen en Mi Jesús, ya no Le reconocen.
Veis cómo cuando se extingue la Fe, la idolatría y la desesperación se apoderan del alma.
Hijos míos, esto es contra lo que lucháis, éstas son las fuerzas que desean destruiros, pues vosotros sois Mis baluartes para proteger a Mis hijos. Si cedéis, ¿qué les ocurrirá a Mis pequeños?
Veis, hijos Míos, baluarte tras baluarte cayendo, siendo destruidos. Veis las hordas de demonios que atacan a Mis hijos.
Y veo el dolor que desgarra vuestros corazones.
Veo, Hijos Míos. Lo Sé. Comprendo.
Y Vengo.
Ya no os dejaré desamparados, solos.
Nunca os he dejado solos[1]. Siempre estoy cerca de Mis hijos. Y oigo sus llantos. Recojo todas sus lágrimas.
Pero debo dejar que Mis hijos vean lo que ocurre cuando Me dejan de lado. Lo que ocurre cuando Mi Ley es ignorada, tergiversada. Lo que ocurre cuando no se Me escucha.
Hijos Míos, Me habéis escuchado hasta ahora. Y cuánto he podido hacer gracias a ello. Aún está oculto a vuestros ojos, para que vuestra Fe y vuestra Ofrenda sean perfectas y completas. Pero os digo que os alegraréis de la Fecundidad [que] he realizado y realizaré gracias a vuestra fidelidad y a vuestra atención a Mi Voz.
Y hoy te pido que Me escuches una vez más. Que recibáis Mis palabras pronunciadas en estos tiempos, para estos tiempos.
El orden que establecí en Mi Iglesia para el bien de todos Mis hijos está siendo asediado, hijos Míos.
Vosotros lo veis. Habéis experimentado las consecuencias de este asedio y la confusión que provoca.
La terrible, terrible confusión que ha provocado.
Hijos Míos, mirad hacia Mí. A vuestro Padre. Al Único que Es. A Aquel que os ama y os da la Luz de la Verdad para que podáis ver lo que ocurre a vuestro alrededor y lo que os pido que hagáis.
Hijos míos, recoged a Mis hijos y ponedlos en vuestro corazón, ponedlos bajo la protección de María Santísima, vuestra Madre, que trabaja incansablemente en vuestro favor.
Recoged todo el sufrimiento de Mis hijos y ponedlo con el vuestro en el Cáliz de la Ofrenda de Jesús a Mí.
Recordad, hijos Míos, que todas las misiones[2] deben estar subordinadas a Mí para dar fruto.
Mi Jesús es la Obediencia Perfecta. Y sólo permaneciendo completamente unidos a Él permanecéis en Su perfecta Obediencia a Mí y en la vuestra.
Cuando una misión se separa de la Verdad, de Mí, deja de ser útil, y al no permanecer en la Verdad, se convierte en una anti-misión. Un obstáculo.
Hijos Míos, ¿veis ahora lo que está ocurriendo en Mi Iglesia? ¿Cuántas Misiones Han Sido Subvertidas? ¿Cuántas tienen la apariencia de ser Mías, pero son impostoras?
A algunos podéis distinguirlos, pues sus obras o antiobras son evidentes.
Pero otras, hijos Míos, están muy bien ocultas.
Sólo Yo, que sondeo las profundidades de cada alma, puedo conocer y ver estos engaños completos.
Por eso Ahora necesitáis Mi Luz para no ser engañados. Para poder luchar. Para proteger a Mis ovejas.
Por Eso Te Pido Que Me Mires A Mí. Sólo a Tu Abba. Sólo a tu Padre. Sólo a tu Dios.
Para que veas la Verdad. La Única Verdad. Inmutable. Radiante. Dadora de Vida.
La Verdad que te hace libre.
[Continúa el 2 de marzo de 2024]
La Verdad que descenderá radiante y hermosa a los corazones de Mis hijos una vez más, para iluminar sus tinieblas, para disipar su desesperación, para aplastar todas las mentiras que como telarañas han enredado sus corazones y sus mentes.
Hijos míos, enviaré Mi Verdad como la gran Señal, como la gran Luz para iluminar las conciencias de Mis hijos - para que puedan ver cómo les veo - cómo os veo a cada uno de vosotros.
Cuando Yo actúe así - en un instante, llegando de un extremo al otro del mundo - vuestro Sacerdocio se convertirá en ese instante en un tremendo pilar y refugio para Mis hijos, que vendrán a vosotros en multitud tras multitud para recibir Mi perdón y Misericordia a través de vosotros.
¿Comprendes ahora por qué te necesito tanto, por qué necesito que todos Mis Hijos-Sacerdotes estén completamente unidos a Mí?[3].
¿Comprendes cómo te odiará el enemigo en esa hora e intentará destruirte? Sólo permaneciendo firmes en Mí, en Mi Amor, podréis permanecer en pie.
Hijitos Míos, cuánto trabajo os espera. Pero también, Cuánta Ayuda Os Enviaré. [sonrisa][4]
No Tengáis Miedo.
Permaneced En Mí, Confiad En Mí, Y No Tengáis Miedo.
Hijos míos, preparaos. Manteneos erguidos, sin miedo ni vergüenza.
Os he mostrado el engaño, el gran engaño que tiene lugar en Mi Santuario. Os he abierto los ojos a ello -a unos antes que a otros-, todo ello de acuerdo con vuestras misiones y el ofrecimiento de oración, de confianza, de sacrificio que os pido.
Pero ahora, hijos Míos, debemos abrir todos los ojos.
Sí, sólo Yo puedo hacerlo, pues las tinieblas y la confusión se han extendido tanto y tan profundamente que Mis hijos ya no ven, ya no reconocen -salvo unos pocos, como vosotros, y como Mis pequeños que, teniendo una Fe sencilla de niños, han escuchado Mis advertencias y han estado atentos a las señales que les he dado.
Hijos míos, preparaos para la batalla.
Sí, Nosotros -tú y Yo- hemos estado en esta batalla durante mucho, mucho tiempo. Repeliendo constantemente los ataques de la Serpiente Antigua, el gran Acusador.
Pero la batalla que se avecina ahora, hijos Míos, es mucho mayor, mucho más sutil, mucho, mucho más peligrosa[5]. Y es por lo que he reservado Gracia sobre Gracia para estos tiempos.
Mi enemigo -nuestro enemigo- cree que tiene la victoria en su mano, ve la destrucción y el engaño que ha causado y está complacido, tan complacido consigo mismo que su orgullo le ciega. Le ciega ante Mi Ejército creciente, extendido por todo el mundo, y mantenido oculto por Mí hasta esta Hora.
Le ciega el Ejército de Mis Santos Ángeles que se acercan cada vez más a ti, para ayudarte y protegerte y luchar a tu lado.
No los olvides. Necesitáis su ayuda.
Hijos Míos, Mi Camino es duro. Lo sabéis.
Es doloroso. Lo habéis experimentado.
Es aplastante. Soportáis este aplastamiento a diario.
Pero sois Míos.
Mis hijos amados. Mis soldados, Mi fiel séquito. Mi Guardia de Honor.
Mis Hijos.
No lo olvidéis.
Trabajamos juntos, hijos Míos. Siempre Juntos.
Pronto actuaré. Pronto sabréis lo que debéis hacer para ayudarme. Para seguirme en esta Nueva Hora que se despliega ante vosotros.
Os digo,
Actuaré. Ayudaré.
Reivindicaré Vuestra Fidelidad Hacia Mí Y Hacia Mis Hijos.
Os Bendigo, Mis amados hijos, hijos de Mi Corazón.
Cuánto os amo.
Cuánto Me consuelan vuestro amor y fidelidad.
Amén. Ya Vengo.
Bienaventurados los que han creído que se cumplirá lo que se les ha dicho[6].
Tu Abba,
Tu Padre Que te ama.
Tu Dios Que te bendice +
[1] Parecería que se contradice. Sin embargo, intuyo que la primera línea se refiere a nuestra experiencia de sentirnos despojados y solos (lo cual es real y extremadamente doloroso: Jesús mismo lo experimentó en la Cruz, a pesar de ser Uno con el Padre). Y la segunda línea se refiere a la realidad de que, a pesar de sentirnos abandonados, Él nunca nos ha dejado solos.
[2] Por «misión» entiendo la vocación y el trabajo particulares confiados por Él a cada persona. Sin embargo, en las siguientes frases Él está hablando especialmente de las misiones de los Sacerdotes y Obispos. Y nos recuerda el orden propio de la obediencia.
[3] Dicho con urgencia.
[4] Sonrisa suave, como un estímulo.
[5] Dicho con seriedad aleccionadora.
[6] Véase Lucas 1:45.
Origen: ➥ missionofdivinemercy.org
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